Se trata de la criptodivisa que más creció en 2016, aunque lo hizo
gracias a su popularidad en la internet oscura. A pesar de existir desde
el año 2014, ha sido ahora cuando el uso de Monero en los mercados
ilegales de armas y drogas de la 'deep web' han hecho despegar a esta
moneda virtual, tristemente convertida en la divisa favorita de los
delincuentes a causa de su total anonimato.
No es la más famosa y, de hecho, no
fue diseñada precisamente para convertirse en la criptomoneda más
popular del mundo. Aunque Monero comparte
algunas características con Bitcoin, es precisamente lo que la
diferencia de la divisa creada hace casi una década por Satoshi Nakamoto lo
que ha hecho de ella la herramienta idónea para comerciar con productos
o servicios ilegales en la internet oscura. La principal razón de su
éxito es que proporciona un anonimato absoluto a la hora de hacer transferencias.
“Monero está trayendo al mercado más oscuridad y más facilidad para cometer actos criminales y ser pagado por ello”, afirma Pablo Fernández Burgueño, jurista socio de Abanlex y miembro del grupo de expertos en 'blockchain' de Europol. Su éxito, por desgracia, lo demuestra: Monero (que significa "moneda" en esperanto) fue la criptodivisa con mayor crecimiento en 2016,
ya que su valor se multiplicó casi por 27 en solo un año. Si hace doce
meses un monero se cambiaba apenas por 50 céntimos de euro, hoy la
conversión se sitúa en torno a los 12 euros (con las habituales
fluctuaciones de las criptodivisas).
El punto de inflexión llegó el pasado mes de agosto. Fue entonces cuando AlphaBay, una de los principales puntos de venta de drogas en la internet oscura, anunció que comenzaba a aceptar pagos en moneros por sus ilegales productos.
“La gente que quería comprar drogas, y otros simplemente por
especulación, empezaron a comprar moneros, de tal forma que la demanda
superó a la oferta y su valor ascendió”, explica Fernández Burgueño.
“Además, se cree que desde la propia AlphaBay se compró una gran cantidad de moneros antes de decir que iba a aceptarlos para especular ellos mismos manipulando el mercado”.
Más privacidad que Bitcoin
“A pesar de que Bitcoin se empezase a usar en la ‘deep web’, porque no
es necesario dar tu nombre y apellidos para tener un monedero de
bitcoines, lo cierto es que no fue diseñada para eso. Sin embargo,
Monero sí”, explica Alberto Gómez Toribio, director de tecnología de la ‘startup’ especializada en criptodivisas Clluc. En concreto, la principal diferencia entre una moneda y otra es que la creada en 2014 hace que las transacciones sean totalmente opacas: no hay forma alguna de conocer cuánto dinero se mueve o en qué dirección lo hace.
“Yo meto los moneros que te quiero enviar a ti en una bolsa, igual que
muchísima otra gente mete los moneros que les quieren enviar a otros”,
explica Fernández Burgueño. Una vez mezclados, el caos está servido:
los destinatarios del dinero recibirán la cantidad que se les envió,
pero no exactamente los moneros originales que salieron de la cuenta del
emisor. “A ti te va a llegar la cantidad que yo quiero, pero
no los mío, te van a llegar otros, de otra persona. Mientras tanto, a
esa otra persona le van a llegar los moneros que quería recibir, pero no
los de quien se los había enviado, sino los míos”, resume.
Además, Monero prepara ya la implementación de otra característica con
la que no solo las transacciones serían imposibles de rastrear, sino que
las direcciones IP de los involucrados también estarían ocultas. Se trata del ‘software’ I2P,
con el que el anonimato se llevará otro paso más allá: si bien en el
caso del envío de bitcoines el destinatario no conoce la dirección IP
del remitente, aquellos que minan la criptomoneda creada por Nakamoto sí
pueden saber cuál es. Sin embargo, cuando se implemente esa tecnología
en Monero, ni siquiera ellos podrán saberlo.
Monero
es una de las pocas criptomonedas que no se han creado a partir de la
tecnología de Bitcoin. En concreto, se levantó sobre el protocolo CryptoNote,
un sistema de cifrado que hace que las transacciones no estén firmadas
por una sola persona, sino por varias a la vez. Para ello, el sistema
divide la cantidad de moneros en dos partes (desiguales) y mezcla ambas
con los moneros de otros usuarios. “Al final lo que
hace es ofuscar, mezclarlo todo para hacer las transferencias de tal
manera que sea imposible saber el origen de los fondos y cuál es el destino”, resume Fernández Burgueño.
Imposible de rastrear
Esas
diferencias entre Monero y Bitcoin son las que hacen que, a día de hoy,
la criptodivisa que más creció en 2016 sea la cómplice ideal de aquellos
que pululan por la internet oscura ofreciendo o adquiriendo productos
de indudable ilegalidad. De hecho, la autoría de algunos delitos que con
Bitcoin sería rastreable, con Monero resulta imposible de determinar.
Así lo explica Gómez Toribio, que hace año y medio presentó a Europol
una herramienta que permitió identificar a los responsables del
‘ransomware’ CryptoLocker,
que cifra archivos almacenados en el disco de la víctima para luego
pedir una suerte de rescate en bitcoines. “Fuimos capaces de identificar
a dos empresas responsables: una se llama Profit12 y tiene su sede en
Reino Unido y la otra está en Estados Unidos y el FBI sigue tras su
pista”, recuerda. “ En el caso de Monero, habría sido directamente imposible”.
“Como no sabemos el dinero que entra o sale de una cuenta de Monero,
podría depositarse instantes después en una casa de cambio y no habría forma de saber de dónde viene ese dinero”, resume Gómez Toribio.
Ante la situación que plantea el anonimato proporcionado por Monero, las autoridades ya están dando la voz de alarma. El FBI ya lo ha hecho y la española Oficina Nacional de Investigacion del Fraude (ONIF), dependiente del Ministerio de Hacienda, investiga ya las transacciones realizadas con Bitcoin y, además, cuenta ahora con un área de investigación sobre Monero y otras criptomonedas que permiten el anonimato.
Mientras tanto, “en el grupo de expertos de Europol lo que estamos
haciendo también es investigar este tipo de acciones para poder prever
las consecuencias que se vayan a derivar de este movimiento”, explica
Fernández Burgueño.
El lado bueno de las cosas
La
privacidad que proporciona Monero no solo sirve para financiar
actividades delictivas. De hecho, hay un caso de uso completamente
lícito: que el propietario de moneros no quiera que se sepa cuánto
dinero tiene.
“Hay personas que deciden tener el dinero bajo el colchón de casa porque se sienten más seguros y porque no quieren que nadie sepa que tienen mucho dinero”,
ejemplifica Gómez Toribio. Además, el responsable de Clluc explica que
esa relativa transparencia de Bitcoin puede poner en problemas a
algunos usuarios de la criptodivisa: “Se ha dado el caso en Estados
Unidos de usuarios que han publicado cuál es su dirección de Bitcoin
para recibir donativos y, así, cualquiera puede saber cuál era el
balance de su cuenta”, explica. “Al darse cuenta de que esas personas
tenían decenas de miles de euros en bitcoines, han sido atacadas o incluso secuestradas para que den su clave y así poder acceder a todos sus fondos”.
No obstante, Monero no es la única criptodivisa que aporta anonimato a
las transacciones. De hecho, mientras esta comenzaba a ser aceptada en
la internet oscura, llegaba al mundo del dinero digital Zcash. “ Es otra moneda, más avanzada que Monero,
que está específicamente diseñada para esto: para mantener el anonimato
con un fin muy concreto, que no es otro que comprar armas y drogas a
través de internet”, explica Gómez Toribio.
Como
sucede con el dopaje en el deporte, las técnicas para lograr el
anonimato en las transacciones ilegales a través de la Red avanzan más
deprisa que los sistemas para controlar el flujo de dinero. No obstante,
el propio Gómez Toribio señala que el final de estas criptodivisas podría estar cerca.
Al menos en territorio europeo, donde Europol pretende convencer a los estados miembros de que las casas de cambio tengan que identificar a las personas
que operan con este tipo de monedas y de que, además, exijan una prueba
del origen de los fondos. “Eso va a hacer que criptomonedas como
Bitcoin sigan siendo viables, pero que otras como Monero o Zcash no lo
sean, porque es imposible probar, aunque quieras hacerlo, de dónde viene
el dinero”, sentencia.
FUENTE: Álvaro Hernández
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